Cuando eres despedido, sea de la forma que sea, las amenazas, y los fantasmas se acumulan. Pero yo puedo considerarme un privilegiado.
Mi piso es mio, no del banco, no tengo hijos a los que mantener, ni deuda alguna a la que hacerle frente. Pero como a cada uno le duele lo que le duele, yo empecé a temer por mi Canal+ paquete premium con iPlus, mi Harley Davidson y mi par de viajes transoceánicos de cada año.
Nada vital, por suerte...pero cuando uno asume un nivel de vida y de gasto, dar un paso atrás es siempre un fastidio.
No me veía a mi mismo saliendo de bares con la preocupación de si podría o no pagarme las copas e invitar a los que están conmigo a una ronda, como suelo hacer.
Pero lo que más me jodía era esa especide de desprestigio profesional en el que a uno le entierran sin compasión y de forma totalmente inmerecida e injusta. Y de nada me valen los consuelos de quienes conociéndome sabían que esa supuesta falta de rigor profesional era sólo una pérfida excusa que encubría el motivo real.
Lo malo es que a día de hoy, el motivo real sigo desconociéndolo. Tengo algunas hipótesis, pero que son sólo eso: hipótesis, porque hasta la fecha, nadie de la empresa se ha dignado a hablar conmigo para ofrecerme una explicación convincente.
Aún perdiendo un juicio, todos estos "valientes" de las corbatas no han tenido la gallardía ni el coraje de mirarme a los ojos y decirme el porqué de lo que hicieron y que a Dios gracias, se les ha estrellado en la cara. Así de valientes son en los momentos de la verdad. Así de hombres. Así de honorables.
Mi primera hipótesis fue la económica.
Por antiguedad y por salario debo ser de los trabajadores más caros de la empresa, y ya se sabe cómo las gasta el grupo éste a la hora de ir economizando: contratos precarios, gente nueva poco exigente a nivel salarial, y trabajadores dispuestos a todo por la urgencia de ingresos aunque sean irrisorios. Desde luego mi perfil no encaja para nada en la "moderna" concepción empresarial de esta gente, así que pensé que esto podía ser un simple "ajuste de cuentas" en el sentido más literal: despidamos a los caros poco a poco.
Al mismo tiempo pensé que echándome a mi, un trabajador caro de indemnizar, darían a la vez un golpe de efecto a todos los que secundaron la huelga. El mensaje sería "si echamos a este, con lo que cuesta, imaginad lo que podemos hacer con el resto".
Pero deseché esa hipótesis por un sencillo motivo:
Si esa fuera la razón, lo más lógico hubiera sido que hubieran intentado negociar antes conmigo "en aras de la buena fe" y la buena relación que siempre tuvimos, porque repito: NUNCA tuve el más mínimo problema con la empresa ni la empresa conmigo. De modo que ¿qué necesidad había de echarme como a agua sucia, desprestigiándome y tratándome como si de repente fuera un apestado incapaz de hacer la O con un canuto si unos pocos meses antes me daban los trabajos de mayor importancia? ¿que les impedía llamarme a un despacho y decirme "Oye, queremos que te vayas, no es nada personal y estamos contentos contigo, pero nuestra política empresarial y económica no nos permite tenerte aquí. Negociemos una salida honrosa para las dos partes."
Pero no, ni siquiera intentaron un diálogo. De buenas a primeras se apuntaron a brutos y sin mediar palabra, me pusieron en la calle igual que se tira la basura.
Entonces sólo me quedaba una hipótesis: Represalia
No les gustó que me sumara a la huelga. No les gustó que fuera extremadamente crítico en los blogs con aquella zafia forma de cercenar nuestro convenio. No les gustó que no les chupara las botas. Y optaron por obrar como matones de barrio: a lo bestia...dando una muestra de "poder" frente a un débil con poca capacidad de defenderse en igualdad de condiciones. En términos más gráficos ese comportamiento es equiparable al galletón que le quita la pelota a hostias a un infante indefenso. Así son ellos. Envalentonados por el tamaño, pero por nada más.
Pero como dicen los Sabandeños...."el grande cayó....el chico ganó...." Aunque como alguno de éstos es devoto de misa dominical, quizás la mejor referencia la encuentre en esa biblia que debe tener en la cabecera de su cama: David y goliat.
No les tembló el pulso para dejar en la calle a un tipo de 43 años en medio de una crisis económica global, con unas cifras de paro escandalosas y con pocas, por no decir nulas posibilidades de encontrar un trabajo parecido en esta comunidad. Y no les importó hacérselo a alguien que, además, NO LES HABÏA HECHO NADA, y que siempre había cumplido escrupulosa y respetuosamente con sus compromisos laborales. Así es esta gente. Poco o nada les importaba el disgusto de mi madre, el de mi familia o el mio. Pero a mí si que me importaban, y por ese orden, así que por ellos y por mi, decidí que era momento de levantar la cara y caer peleando, no de forma callada y sumisa.
Como anexo a esta hipótesis hay que sumar la idea que se me pasó por la mente de que la empresa actuó con esa saña sin motivo alguno, espoleada quizás por una mano negra externa. Sospeche que quizás alguien del ente, cliente principal de la empresa, descontento por mis aportaciones en el blog de los trabajadores, exigiera a videoreport una satisfacción cortándome la cabeza, y ellos siempre temerosos de no tener al cliente contento, se la brindaran sin contemplaciones. No lo se. Es sólo un absurdo supuesto que me brotó como consecuencia de la falta de "razones razonable"s que ha habido en todo esto y que, repito, ninguno de estos machotes ha tenido nunca la gallardía de explicarme como lo hacen las personas: face to face.
Y tiré por donde tenía que tirar: por el uso de mis derechos y de la constitución. Me armé con un buen abogado, y, sobre todo me armé de RAZON. Ellos sólo se armaron de soberbia y así les salió. Pensaron que me iba a quedar llorando debajo de una piedra, o contento con un dinero que para mi es el chocolate del loro. O quizás pensaron que puestos a litigar, yo saldría perdiendo porque en este pais suyo, grande y libre, el despido es igualmente libre. Libre sí, pero no acualquier precio.
Presenté mi demanda, y a esperar el juicio.
Lo más interesante, mi experiencia vital con toda esta historia vino durante esa época de espera.
Lo primero que hice fué darme un viajazo por Filipinas y el sudeste asiático. Aprovecho la ocasión para recomendarlo vehementemente a quien lea esto. Y justo después del viaje empecé a ponerme las pilas sin perder más tiempo para hacer algo con lo que recuperar mi tranquilidad económica y tener la seguridad de afrontar todos los caprichos de los que no me gustaría prescindir. Y fué ahí donde me di cuenta de que vivir sin esta gente no es sólo posible, sino recomendable. Sacarlos de un garrotazo de mi vida y de mis preocupaciones es lo mejor que pudo pasarme nunca.
Vale, es cierto que cuando uno lleva años con la sopaboba de una nómina estable, tener que empezar de cero da un poco de vértigo, pero SE PUEDE Y SE DEBE hacer. Por higiene. Por autoestima. Porque sí.
Y es cuando uno se da cuenta de lo que es capaz, de cómo trabajar da sus frutos, de que el empeño y el tesón siempre tienen su recompensa si se acompañan de un trabajo duro y una falta total de pereza para afrontar lo que venga con buena cara y con buen ánimo.
Se aprende mucho también a nivel social. Que las soflamas de compañerismo, unidad, fuerza colectiva y sacrificio social son palabras que en algún momento desaparecen cuando te ves sólo, y que sólo es como vas a tener que salir de esa. Pero también SE PUEDE Y SE DEBE.
No niego que en algunos momentos el giro de algún compañero me supuso una desilusión personal, pero la pastilla de tiempo ayuda a curar y entender. El miedo es libre, y cada persona tiene un culo propio del que cuidar de la mejor forma que sepa y pueda. Por eso no le guardo rencor a nadie aunque en ocasiones me vi blasfemando en arameo. Sin rencores. Con comprensión y aceptación. Pero también habiendo aprendido que la cobardía no puede justificarse. Que el miedo es comprensible, que el sometimiento a veces es necesario. Pero la cobardía es execrable en toda circunstancia.
No tengo palabras para agradecer la honestidad de algún compañero que me dijo con el corazón en la mano que tenía miedo de ayudarme. Y me lo dijo sin esconderse, reconociendo ese miedo y, aunque suene paradójico, con la valentía que hace falta cuando puedes perder tu credibilidad ante otro ser humano. Para mi, crecieron. Del mismo modo que menguaron aquellos que escurrieron el bulto con excusas pobres "es que tengo médico ese día....y porqué no le preguntas al comité"?... Esos se hicieron pequeñitos. Muy pequeñitos.
Llegó el día del juicio y para ese entonces yo ya tenía serias dudas de si sería bueno celebrarlo, porque la verdad, tal y como estaba cambiando mi forma de pensar y de entender, ya no estaba seguro de querer ganar, porque eso significaría volver a convertirme en un mediocre acojonado. Aunque por otro lado, mi orgullo de profesional herido me seguía pidiendo un resarcimiento, de modo que...p´alante con el juicio.
Un juicio bonito donde los haya. 3 horas de sesión y una bofetada detrás de otra a la empresa y su defensa, hasta el punto de que quien me hizo ganar el juicio fueron primero la razón, y después los testigos de la empresa. Y no es que se pusieran de mi parte. Es que simplemente se limitaron a decir la verdad. Gracias a los dos.
Y otra vez a esperar sentencia.
Y esperando esa sentencia, volvieron a crecer las ganas de no ganar. Ya me daba una pereza terrible llamar para preguntar y dejé de hacerlo, esperando que todo se retrasara lo más posible porque mi vida empezaba a ser digna de ser vivida después del aletargamiento de 12 años rodeado de mediocridad y falta de perspectiva.
Hasta que un buen día sonó la flauta y salió una sentencia tan demoledora como justa: Despido nulo por vulneración de derechos fundamentales (derecho de huelga), reincorporación inmediata, y abono de los salarios de tramitación. O lo que es lo mismo: 8 meses de vacaciones pagadas.
Lloré de alegría por lo que significaba de bofetada para otros y de resarcimiento para mi imágen profesional. Pero las lágrimas se confundía con las que vertí por el desasosiego que me daba pensar qué diablos iba yo a hacer ahora.
próxima entrega : Si los tuyos son cuadrados, los mios son poliédricos
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